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Cuidado Infantil y Educación Inicial: Su importancia para el desarrollo integral de niñas y niños en la Primera Infancia

invitada

Edición 2 | Columna Invitada | Octubre 2020

 

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Cuidado Infantil y Educación Inicial: Su importancia para el desarrollo integral de niñas y niños en la Primera Infancia  

 

Las niñas y los niños son titulares de derechos, entre ellos, a recibir cuidados y educación inicial, así como a vivir en un medio ambiente sano y sustentable, y en condiciones que permitan su desarrollo integral: físico, mental, material, espiritual, ético, cultural y social.

La Primera Infancia comprende desde el nacimiento hasta el ingreso a la educación primaria.[i] Particularmente, los primeros tres años de vida se caracterizan por ser el periodo en el que se forma la arquitectura del cerebro a partir de la interacción entre la herencia genética y las influencias del entorno en el que viven niñas y niños. Bajo influencias y estimulación adecuadas, las neuronas llegan a formar más de mil nuevas conexiones por segundo, velocidad que no se repite en ningún otro momento de la vida. Este desarrollo cerebral, es la base del desarrollo físico, psicosocial, emocional y cognitivo que alcanzarán las niñas y niños, y que impactará su bienestar, habilidades y competencias, para el resto de sus vidas.[ii]

El Marco para el Cuidado Cariñoso y Sensible es un modelo que establece cinco factores para influir positivamente en el desarrollo de la Primera Infancia: Salud, nutrición, seguridad y protección, una atención que responda a las necesidades del niño/niña, y el inicio del aprendizaje a una edad temprana.[iii]

Existe evidencia de que los programas de cuidado infantil que abordan dichos componentes, y son de calidad, tienen el potencial de reducir la pobreza y la desigualdad. Los beneficios para las niñas y los niños se traducen en mejor salud y nutrición, mayor desarrollo cognitivo y del lenguaje, mayor desarrollo social y emocional, así como incremento en la probabilidad de tener un buen desempeño escolar, entre muchos otros. Adicionalmente se obtienen impactos sociales favorables, como menores tasas en morbimortalidad, en repetición y deserción escolar, en violencia y criminalidad, en discriminación por género, en pobreza intergeneracional, así como mayores niveles de integración y participación social.[iv]

 

Sin embargo, el gasto público para cuidado infantil y educación inicial no ha aumentado en los últimos 8 años (2012-2019), lo que se refleja en que de los 8.7 millones de niños y niñas de 0 a 3 años, aproximadamente 7.5 millones (86%) no tienen acceso a programas que garanticen sus derechos al cuidado y la educación.[v]

Enfrentamos el problema público de que en México la Primera Infancia no está alcanzando un desarrollo integral adecuado, debido a que millones de niñas y niños viven contextos que les obstaculizan crecer con un cuidado cariñoso y sensible. El 55% de la Primera Infancia vive en pobreza,[vi] 1.5 millones padece desnutrición crónica,[vii] al menos 1 de cada 2 niñas y niños sufre crianza con violencia.[viii]

El Estado mexicano ha avanzado en el reconocimiento de los derechos al cuidado infantil, la educación inicial y el desarrollo integral de la niñez, pero las realidades nos muestran que aún hay mucho trabajo por hacer para garantizar su cumplimiento. Es necesario avanzar hacia un Sistema Nacional de Cuidado Infantil que socialice el cuidado para que éste se realice de forma corresponsable entre las y los miembros de las familias, el Estado, el sector privado y la comunidad.

Un Sistema Nacional de Cuidado Infantil debe integrar, con coherencia, un amplio entramado de políticas sociales, laborales, educativas, de salud, alimentarias, culturales, entre otras, que en su conjunto favorezcan el cuidado cariñoso y sensible para las niñas y niños, tanto en sus hogares, como en centros de atención infantil y en otros espacios públicos y privados en los que se desarrollan. 

En una política pública de esta naturaleza, el centro de las decisiones tienen que ser las niñas y los niños, porque son los receptores directos, y porque la calidad y calidez con que se preste el cuidado y la educación, va a impactar en su bienestar presente y futuro, y también contribuirá a la igualdad y el desarrollo social.


[i] Comité de los Derechos del Niño, Observación General No. 7. Realización de los derechos del niño en la primera infancia, 2005.

[ii] Pérez-Escamilla, Rafael et al., “Avances en el desarrollo infantil temprano: desde neuronas hasta programas a gran escala, Boletín Médico del Hospital Infantil de México, México, vol. 74, núm. 2, marzo-abril de 2017.

[iii] World Health Organization (WHO).

[iv] Martínez Bordon, Arcelia et.al., Programas para el cuidado y el desarrollo infantil temprano en los países del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). De su configuración actual a su implementación óptima., CEPAL, México, 2012.

[v] Información obtenida del análisis de los Presupuestos de Egresos de la Federación anuales correspondientes al periodo 2012-2019.

[vi] CONEVAL, UNICEF, Pobreza y derechos sociales de niñas, niños y adolescentes, México, 2014.

[vii] Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), México, 2016.

[viii] INSP, UNICEF, Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres (ENIM) 2015, México.

 

María del Rocío
García Pérez

Titular del SNDIF

Atención a la Primera Infancia: Fortaleciendo a México

OPINIÓN

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