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Edición 1 | Artículo Principal | Junio 2020

 

Fortalecer a las familias es una prioridad del Estado

 

Considerada por culturas antiguas como la base del núcleo social, el mundo moderno consagró en la Declaración Universal de los Derechos Humanos que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.

Esta visión ha permeado en México, donde la familia es el aspecto más relevante en la vida de las personas, según lo reveló la Encuesta Mundial de Valores 2010-2014, que a través de un sondeo aplicado en 60 países, arrojó como resultado que 97.6% de las y los mexicanos la considera como un asunto “muy importante”.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), recopilados a través de la Encuesta Nacional de los Hogares (ENH) 2017, establecen que en México existen 30.2 millones de hogares familiares, de los cuales 71.7% son conformados por madre, padre, hijas e hijos; 25.8% está a cargo de jefas o jefes de familia con hijas e hijos y otros parientes, y 2.5% con una o un integrante adicional sin parentesco.

 

A pesar de que el modelo tradicional de familia ha cambiado durante los últimos años, y la integración de las familias tiene formas diversas, sigue siendo el espacio en donde las personas, unidas por lazos de sangre, vínculos legales o afinidades, crecen, se desarrollan y se proyectan.

El contexto familiar que empieza desde el nacimiento, la infancia y trascurre a diferentes etapas de la vida, aporta las habilidades sociales y los valores que ayudarán a la persona a superarse y replicar principios al momento de conformar su propia familia.

El seno familiar es el espacio en el que se presentan los modelos para fortalecer identidades, desarrollar modelos de comunicación y de relación con la sociedad, además de crear lazos afectivos con las y los integrantes del núcleo, lo que contribuye a despertar el sentido de pertenencia y fomenta valores como el amor, la generosidad, la solidaridad y la empatía, indispensable para replicar la convivencia social. 

A pesar de la relevancia que tiene la familia en México, existen factores que amenazan la estabilidad familiar como la violencia, la inseguridad, la desigualdad, la falta de dinero e incluso situaciones extraordinarias como la pandemia del COVID-19 que ha provocado altos índices de estrés y depresión.

En esas circunstancias, las instancias gubernamentales, como el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF), que encabeza María del Rocío García Pérez, y sus aliados, los Sistemas Estatales y Municipales, juegan un papel determinante para contribuir al fortalecimiento de esta institución, a fin de que siga siendo la base de la sociedad y pilar inamovible en el desarrollo del ser humano apto, capaz y feliz.

 

La protección del Estado a la institución familiar

Editorial num 1Tal como lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es responsabilidad del Estado contribuir a la protección de las familias. En este sentido, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), a través de su Directora Ejecutiva, Henrietta Fore, advirtió que la pandemia del COVID-19 ha desencadenado una crisis socioeconómica sin precedentes “que está agotando los recursos de las familias de todo el mundo".

Junto con Save the Children, anticiparon que el impacto de la crisis económica mundial causada por la pandemia, reflejada en la pérdida inmediata de ingresos, implica que las familias tienen menos capacidad para costear sus necesidades básicas, incluidos los alimentos y el agua, menos probabilidades de acceder a la atención sanitaria o a la educación, y más riesgo de matrimonio infantil, violencia, explotación y abuso; además, cuando se produce una disminución presupuestaria, también pueden disminuir el alcance y la calidad de los servicios de los que dependen estas familias.

Para enfrentar este panorama, en México se han implementado acciones para ampliar los sistemas y programas de protección social, incluidas las transferencias de efectivo, la alimentación y las prestaciones para niñas, niños y adolescentes; apoyos a las familias mediante políticas fiscales, empleo e intervenciones en el mercado laboral, además de la cobertura universal a la atención de salud y otros servicios, y la inversión en políticas familiares.

En el primer número de este espacio digital, Familia DIF, el Sistema Nacional y los 32 Sistemas Estatales dan cuenta de las acciones que han instrumentado para apoyar a las familias en materia de alimentación, salud, asistencia psicológica y de prevención de la violencia, a fin de fortalecer el núcleo familiar y contribuir a que sus integrantes superen las adversidades y, en la medida de lo posible, retomen a la normalidad en las mejores condiciones posibles.

Para la Familia DIF la construcción de una política integral de protección de las familias es prioritaria; por ello, bajo la coordinación del SNDIF, se han establecido canales de comunicación que facilitan el intercambio de experiencias, agilizan los procedimientos relacionados con los requerimientos de atención, auxilio y apoyo; y se han diseñado e instrumentado estrategias de colaboración para las 32 entidades del país, lo que ha sido factible gracias al trabajo en equipo.

A nivel local, los Sistemas Estatales y Municipales han definido agendas en función de las necesidades que prevalecen en cada punto de su territorio con lo que, desde el ámbito de su competencia, responsabilidades y atribuciones, trabajan para proteger y restituir los derechos fundamentales de las personas.

De todo ello se da cuenta en este primer número de Familia DIF.

 

 


 

 

María del Rocío
García Pérez

Titular del SNDIF

Vivir en familia para ser feliz

OPINIÓN

 

Christian Skoog

Representante de UNICEF en México

La Familia: núcleo fundamental de la sociedad

COLUMNA INVITADA



familias de acogida